Hace 8 semanas llegamos a ese metafórico lugar llamado Holanda. Tras un vuelo lleno de turbulencias aterrizamos forzosamente en este desconocido lugar. El impacto fue tan duro que nos quedamos sin respiración. Por dias, semanas…el mundo desapareció.
Llegar aquí es algo que a mi mente aun le cuesta procesar pero que mi corazón y mi alma ya sienten como casa.
Los que viven aquí desde hace tiempo cuentan que es cómo vivir en una montaña rusa constante, que el viaje es muy difícil pero que nos iremos encontrando con sitios maravillosos. Y yo, lo creo así.
Llevo muy poco tiempo aquí y aún el dolor es muy intenso. Cuando intento mirar hacia delante me nubla la incertidumbre. Pero entre todas las miles de cosas que ya he aprendido al llegar aquí es a entender de una vez que estar vivo es estar AQUI y AHORA, que no existe un mañana, y que este camino sólo se puede hacer caminando. Pasito a pasito.
Recuerdo prepararme para el nacimiento de mi primer hijo y aquellas cosas que para mi eran “de vital importancia”. Cosas como el piel con piel nada mas nacer, ofrecer el pecho enseguida, no separarme de mi bebé en ningún momento y muchas cosas más. Todo aquello en su momento me ayudaron a sobrellevar mi primer post parto y crear un vínculo muy profundo con él. Eso era LO MAS importante y no podia imaginarlo de otra forma.
2,5 años mas tarde, todo lo que entonces era de vital importancia se convierte en irrelevante pues surge una necesidad mucho mayor que sobrepasa las demás, la de sobrevivir.
Sobrevivir al shock y el miedo más intenso jamás sentido al aterrizar forzosamente en este lugar lleno de dudas e incertidumbre. De pronto todas esa creencias desaparecen pues el único piel con piel que puedes hacer es cogiendo la manita a tu bebe . Cuando todo, absolutamente todo, se echa a un lado para simplemente ser y estar sosteniendo la mando del Sol mas maravilloso que jamás ha entrado por mi ventana 🌹
El SOL más maravilloso que jamás haya entrado por mi ventana.
